La teoría de la evolución de Charles Darwin
(1809-1882) es una de las más importantes contribuciones que se han
hecho a la ciencia y, posiblemente, a la Humanidad. Darwin fue una
persona muy prolífica tanto en su faceta de padre (tuvo 10 hijos) como
en su actividad científica. Una de sus citas en “El origen de las
especies” resume su legado, es la relativa a la supervivencia del más apto: “no es la más fuerte de las especies la que sobrevive, ni tampoco la más inteligente, sino la que se adapta mejor al cambio”.
La actitud positiva frente al cambio y la incorporación de las nuevas
tecnologías a la gestión, debería formar parte del ADN empresarial. Un buen ejemplo de ello y en un entorno como el actual, que
es más dinámico y exigente que nunca, la cultura de impulsar el
cambio y la evolución y la adaptabilidad representan la única forma de
garantizar el crecimiento con éxito.
El gobierno británico anunció su intención de exigir la introducción del BIM en 3D en todos
los proyectos a desarrollar a partir de 2016. Con este enfoque, ha establecido el estándar que regirá el futuro de la
industria de las infraestructuras del siglo XXI, colocando los procesos
BIM (acrónimo en inglés de Building Information Modelling, modelado de información de construcción) en el centro de estos objetivos.
Una de las principales motivaciones para implementar esta estrategia es
la promoción de la mejora de la eficiencia. Promover una industria de la
construcción más eficiente es clave para que esta actividad económica
tan relevante en el Reino Unido (7% del PIB) siga manteniendo su peso en
el futuro. Cada año, la construcción británica mueve inversiones
anuales superiores a los 110.000 millones de libras, estando un 40%
ligado a proyectos de infraestructuras con financiación gubernamental.
Con esta iniciativa, el ejecutivo persigue reducir el coste de los
proyectos de construcción en un 15-20%, para así liberar miles de
millones de libras que podrán ser empleados en el desarrollo de otros
proyectos nuevos.
Hasta ahora, el diseño de edificios e infraestructuras ha mantenido
un enfoque tradicional, basado en dos dimensiones (2D). A partir de los
90, la tecnología 3D ha mejorado la forma en que diseñamos nuestros
proyectos, pero la foto seria incompleta si no se integran dos de los
elementos críticos en la ejecución de un proyecto: el programa y el
coste.
Por eso, el enfoque BIM va más allá de la geometría y debería
centrarse en que hay que “incluir” dentro del concepto. No existen
limitaciones al desarrollo de esta idea: podemos incorporar parámetros
de análisis de luz, información geográfica, detalles de fabricantes,
especificaciones, mediciones, costes, programas, durabilidades etc….
El uso del modelado en 3D incorpora los parámetros y datos necesarios
para cada etapa del proceso, facilitando la eficiencia de los procesos
y con ello la competitividad. Este concepto subyace en lo que BIM
representa y debería permitirnos anticipar la visión del futuro de las
infraestructuras del siglo XXI.
FERROVIAL AGROMAN - Nuevas tendencias de mercados.
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